En la ciudad de Dallas en 1985, al vaquero Ron Woodroof se le diagnostica VIH y se le informa que le quedan treinta días de vida. Inicialmente se niega a aceptar el diagnóstico, pero después recuerda que tuvo sexo sin protección con una prostituta que se drogaba por vía intravenosa. Woodroof en seguida empieza a ser criticado por su familia y amigos, es despedido de su trabajo y finalmente es desahuciado de su propia casa. En el hospital lo atiende la doctora Eve Saks, que le cuenta que se está probando un medicamento llamado zidovudina (AZT), un antirretroviral que se cree que podría prolongar la vida de los pacientes con VIH, y que es la única droga que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) permite que se pruebe con humanos.